LA SANGRE NO ES AGUA
- Christian Eulerich
- 31 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 5 may
Antes de empezar quiero compartirte que soy un empresario, industrial, y después de años lidiando con modelos que no funcionan, estoy cansado. Cansado de mercados, estados y gobiernos establecidos que hace tiempo dejaron de garantizar la dignidad humana. ¿Estamos dispuestos a revisar nuestras ideologías, prácticas económicas y organizacionales asociadas a este fenómeno? En este blog visibilizo asuntos que hoy comprendo distinto; siempre existieron, pero mis privilegios los distorsionaban.

La sangre no es agua. Esta frase la escucho bastante seguido. Antes me parecía una más, pero hoy la comprendo como otra de tantos reforzadores que nos hacen creer que al nacer, traemos mucho dentro de nosotros, como si eso nos determinara. Hoy diría que la expresión se aleja y se acerca a la realidad. ¿Una dicotomía?
¿Cuándo decimos que la sangre no es agua? Solemos decir que «la sangre no es agua» cuando algo en nosotros refleja claramente de dónde venimos. Generalmente lo decimos al ver ciertas habilidades, formas de ser o competencias que una persona muestra y que nos recuerdan a su padre, su madre o algún antepasado. Cuestiones que asociamos con lo que lleva «en la sangre». Es cierto: heredamos una carga genética, y eso tiene peso, no lo dudo. Pero también sabemos que el entorno activa o silencia muchos de esos factores que cada quien trae dentro. Eso es la epigenética: lo que nos afecta sin necesariamente determinarnos, aunque también puede moldearnos profundamente a través de los contextos presentes y pasados. Contextos que, en muchos casos, ya nos condicionaron... y no siempre de la mejor manera.
Suena complicado, Christian, y yo no elegí el lugar donde nací.
La conducta humana es compleja; sin embargo, todos hablamos de ella llenos de certezas. Hay contextos, personas, empleos que nos ayudan a mejorar nuestra versión de ser con los demás. En función a la frase sería algo así como que la sangre sí se renueva dentro nuestro, no es tan fuerte, densa como expresa el refrán. Este viejo dicho encierra una dicotomía, pues por uno lado heredamos un montón, con lo cual es cierto que la sangre no es agua. Pero al nacer en un determinado hogar con determinadas costumbres (creencias) –que son las que finalmente dan el sentido a la vida de cada uno–, eso que traemos en la sangre pudo no activarse. Entonces, no es tan densa como parece; puede diluirse como agua. Cabe aquí mencionar, que los genes no se transmiten por la sangre.
Que complicado. Es decir somos muchas cosas en potencia, pero dependerá del contexto que lo activa o no, entonces metafóricamente la sangre es agua, está diluida al transmitir genes que nunca se activaron. Interesante.
Algo así. Lo que me gustaría que te lleves es que definitivamente no somos individuos, Máximo, más bien somos seres relacionales y nos hacemos con otros, permanentemente. Ni si quiera lo que sentís es tuyo.
Christian, el dolor que siento es solo mío, no me jodas.
Claro que sí. Aunque vale la pena pensar que incluso el dolor que sentimos, y la manera en que lo interpretamos es también resultado de lo que te enseñaron, te mostraron como válido y con sentido para vos; así como lo vivieron contigo. Y si te hubieran mostrado algo distinto, ¿tu dolor también lo sería?
Esto no significa que no podemos hacer algo con lo que nos ocurre, lo que heredamos. Sin embargo lo que hagamos también depende de otros factores, externos. Y estos elementos se juegan todos en una única realidad que la vivimos todos juntos por separado; cada uno desde un lugar diferente. Yo tengo determinados privilegios que vos no, esto me permite enfrentar situaciones en la misma realidad pero de forma distinta a lo que vos alguna vez podrás hacerlo.
Qué injusto.
Todos podemos hacer cosas, pero no las mismas. Por eso hacerlo juntos nos potencia y creo es el único camino que tenemos para salir del pozo donde estamos. Somos más que carne y genes: somos las historias que nos contaron y las que nos atrevemos a cambiar junto a otros.
Christian, ¿cómo puedo saber en qué creer? Porque lo tuyo es raro y encontré información que desmiente lo que decís.
Máximo, esto ya me dijiste antes. No se trata que tenga la verdad, sino que podamos conversar las verdades de todos. Si no hay una única verdad, al menos construyamos una en la que quepamos todos. Solo eso busco
Christian Eulerich
PD: Esta es solo mi opinión. Hay temas que, al conversarlos, movilizan nuestras ideologías y nuestras creencias de vida más profundas. Por eso, mis escritos están asociados a la dificultad de plantear lo incómodo de la economía en el contexto de mi entorno socioeconómico. Encontrar personas dispuestas a abordar estos temas no es sencillo. Aquí un 🔗 enlace para registrarte y recibir avisos sobre próximos posteos. Valoro que me hayas leído.
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