¿EDUCAR O FORMAR?
- Christian Eulerich
- 17 sept 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 5 may
Antes de empezar quiero compartirte que soy un empresario, industrial, y después de años lidiando con modelos que no funcionan, estoy cansado. Cansado de mercados, estados y gobiernos establecidos que hace tiempo dejaron de garantizar la dignidad humana. ¿Estamos dispuestos a revisar nuestras ideologías, prácticas económicas y organizacionales asociadas a este fenómeno? En este blog visibilizo asuntos que hoy comprendo distinto; siempre existieron, pero mis privilegios los distorsionaban.

Enormes son las diferencias entre educar y formar, sin embargo nuestra lengua los hizo sinónimos. Tal vez por eso algunos exigen transformar la Educación apuntando exclusivamente a determinados actores de una Educación que es inabarcable, incontrolable.
Nos enseñaron a usar ambas palabras como sinónimos cuando en otros idiomas –y sus culturas– esto funciona distinto, por ejemplo el alemán. Tal vez este detalle podría ser fundamento de lo que estas civilizaciones han logrado construir: por ejemplo, comunidades que gestionan la responsabilidad colectiva como algo importante para progresar juntos. O la enorme diferencia entre la responsabilidad y la función de una maestra con la Educacion.
Ellos utilizan dos palabras distintas. Una madre en su hogar cansada de la insolencia de su hijo, le diría a su esposo que han fallado en la Erziehung de su hijo. Si ella hablara español utilizaría para ese caso la palabra «educación». Por otro lado, la publicidad de una universidad en Alemania podría tener este slogan; Tu Bildung es importante. Si fuera una universidad de habla hispana, utilizaría la misma palabra que la madre; Tu Educación es importante. Christian, ¿este es el punto al que te referís?
Así es, Máximo. Recordemos que nuestro cerebro comprende una palabra a partir del significado generalizado que las personas, las comunidades y los contextos le han otorgado a ese concepto. Entonces es un significado convenientemente generalizado el único que garantiza plena comprensión. En sus escritos sobre Educación, Leon Tolstoi dice, que la dificultad que los niños tiene a menudo para aprender una palabra nueva no se debe a su sonido, sino al concepto al que la palabra refiere. «Casi siempre hay una palabra cuando el concepto a madurado», Tolstoi, 1903.
Entonces hay sólidas razones para sospechar lo que hoy comprendemos en Latinoamérica cuando escuchamos la palabra Educación; no son solamente los significados correctamente diferenciados desde las acepciones en el diccionario, las que nos guían, sino también –y tal vez con mucho más fuerza– la mezcla de buenas generalizaciones, comunicaciones, conversaciones formales e informales que tenemos y producimos sobre esta palabra.
Es cierto, hay una idea instalada casi un fetiche afirmando que la educación depende del Ministerio de Educación en los países. Aseguran que son las escuelas, incluso se habla de la ineficiencia de los maestros, los docentes. Después, conversando, surge esto de que la educación también se trae de la casa, pero quedan ambos pensamientos en la mente. Interesante el planteo que haces.
Yo creo que esta pequeña pero enorme diferencia que hacemos algunas culturas –debido al lenguaje que utilizamos para comunicar nuestros pensamientos– es una parte importante de cómo hoy nuestra región convoca uno de sus principales desafíos: transformar la Educación. Para mí los países de habla hispana asociamos significados innecesarios al concepto detrás de esta palabra, confundiéndonos. Son dos momentos con sus contextos respectivos y que ciertamente en la vida cotidiana no existen el uno sin el otro. Y creo que para el rigor de un análisis, debieran ser tratados separadamente: Formar y Educar.

Podemos afirmar que cualquier proceso formativo educa y también que la Educación de alguna manera forma. Y tal vez todos estén de acuerdo conmigo cuando digo, que una maestra cumple con su función educadora cuando enseña gritando. Este es el momento cuando el aula en la Escuela también educa. Ojo, dije también, porque se grita en distintos momentos y lugares de nuestra vida. En este caso se enseña que la violencia (gritar) es una posibilidad para lograr objetivos. Esta es una forma de aprender, una forma de educar.
Lo mismo sucede cuando un estudiante en una universidad va al baño y en él cada inodoro tiene papel higiénico, pero no hay jabón. O tiene jabón y el secamanos está descompuesto. A la par, la misma casa de estudio habla de que ellas y ellos educan para un país moderno y competitivo. ¿Qué será que opinan los alumnos de esta contradicción?

Si los baños educan en Latinoamérica, que muchos educadores tenemos maleducando. Consulta, ¿vos estas insinuando liberar a las maestras de su responsabilidad educadora?, porque eso no te voy a permitir.
Claro que no, pero tal vez ahora te pregunto, ¿de que podemos hacerle responsable a ella o a su colega profesor universitario, cuando sabemos que el ser humano es un sujeto relacional, social y nuestra convivencia nos hace, nos educa, nos construye y destruye. Esto ocurre todo el tiempo durante horas, días y años de nuestra vida. Lastimosamente la definición de la palabra Educación en nuestro diccionario de la Real Academia Española coloca una línea muy delgada entre ambos conceptos, al menos para mi es confuso.
La Real Academia Española con su definiciones confunde desde mi punto de vista. Indica las diferencias entre la Educación que recibe el ser humano a lo largo de su vida y luego la Educación (Formal) que promete una universidad cuando promociona su servicios «educativos» en las redes socio-digitales, periódicos y la televisión.
Es cierto, una madre que lee tanta publicidad sobre Educación, cree que a su hijo le van a educar en la escuela, universidad, cuando la Educación entendida como modales, puntualidad, ganas de superación, orden, limpieza no será distinta a las costumbres que albergan a estas instituciones en Latinoamérica. Es como pedir peras a un árbol de bananas. Cuando esta madre intente diferenciar entre los conocimientos adquiridos y la educación que su hijo ya adquirió hace años, su sorpresa será un disgusto.
Hablar de Educación en términos generales también apela a las emociones, como ocurre con todas las palabras y mensajes que damos para comunicarnos. Esta es una necesidad fundamental de nuestra especie; queremos resolver todo con las mejores intenciones, pero no especificamos en absoluto qué aspectos serán atendidos, cómo lo haremos, quiénes somos los responsables y quiénes pueden colaborarnos. Este uso innecesariamente amplio del término se ha convertido en una herramienta de manipulación, naturalmente inconsciente, como todo lo que viene de las élites que quieren salvarnos como sea.
Pregunto a la RAE, ¿que necesidad hay de utilizar la expresión «educación formal», cuando simplemente podemos utilizar el verbo «formar». No lo sé,
pero tal vez sea solamente yo el que no comprende.
Lean ambos y dejen sus comentarios abaja, ¿cuál tiene sentido práctico?
Ministerio de Formación & Investigación
Ministerio de Educación & Investigación
Christian Eulerich
PD: Esta es solo mi opinión. Hay temas que, al conversarlos, movilizan nuestras ideologías y nuestras creencias de vida más profundas. Por eso, mis escritos están asociados a la dificultad de plantear lo incómodo de la economía en el contexto de mi entorno socioeconómico. Encontrar personas dispuestas a abordar estos temas no es sencillo. Aquí un 🔗 enlace para registrarte y recibir avisos sobre próximos posteos. Valoro que me hayas leído.
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